Cuántas
veces no hemos escuchado eso de… “si tienes mal la espalda, haz natación”, “si
duele estirándose… es bueno”, “cuanto más sudas más adelgazas”, etc...
¿Qué
debo hacer? ¿Dónde debo hacerlo? ¿Cómo debo hacerlo? ¿Por qué debo hacerlo?
Siempre
que hagamos ejercicio físico, del tipo que sea, debemos estar seguros de que
esa actividad nos beneficia y realmente está adaptada a nuestros objetivos y
necesidades. Para ello debemos estar asesorados por un profesional que nos guie
y nos indique lo mejor para nosotros.
En
la mayoría de los casos, por nuestro ritmo de vida y hábitos, sometemos el
cuerpo a estrés y agresiones externas (entiéndase agresión externa como
elemento que influye negativamente sobre el cuerpo, tanto psicológicamente como
físicamente) que nos alteran y que sin darnos cuenta, van deteriorando y empeorando
nuestra condición física, acelerando el envejecimiento y la falta de fuerza y
energía para realizar nuestras actividades de la vida cotidiana.
Algo
que me llama mucho la atención, estamos acostumbrados a llevar el coche a
revisión cuando toca, incluso nos adelantamos para prevenir averías! Pero… ¿nos
planteamos llevar nuestro cuerpo a Revisión?
Esto
puede sonar disparatado, pero cada vez son más los casos en los que descubrimos
que “tenemos algo” o “no estamos tan bien” cuando queremos hacer un esfuerzo y
notamos que el corazón se acelera
anormalmente”, nos fallan las fuerzas, nos mareamos, incluso se dan casos como
algún deportista de elite que fallece por fallo en el corazón mientras
competía, por no saber que tenía una patología.
En
mi opinión, nadie debería descubrir que le ocurre algo mientras hace deporte,
es más, deberíamos hacer algo y poner de nuestra parte para prevenirlo. Al
igual que no esperamos que se rompa el motor del coche… no debemos esperar a
que se rompa el de nuestro cuerpo, y para ello no hay mejor forma de hacerlo
que manteniendo un habito de vida saludable, comer bien, descansar, y sobre
todo HACER ALGUN TIPO DE ACTIVIDAD FISICA PERIODICAMENTE.
“En realidad, si tuviéramos un fármaco que
tuviera los mismos efectos que la actividad física, y que tuviera tan pocos
efectos secundarios, se lo recetaríamos a todo el mundo”
Valentín
Fuster (Bcn 1943)
Cardiólogo, Director del instituto Cardiovascular
del hospital Mount Sinai de Nueva
York
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